28/10/14

Así escribe cuarto grado...¿qué cuento te gusta más?



“El Adivino”
Un campesino muy inteligente quería hacerse pasar por adivino, lo apodaban “Escarabajo”.
Un día robó una sábana a una mujer, la escondió debajo de un montón de hojas secas en un bosque cercano, y se puso a decir que era capaz de adivinarlo todo. La mujer le rogó que adivinase dónde estaba su sábana a cambio de comida. Escarabajo le indicó el lugar dónde la iba a encontrar.
Así la fama de Escarabajo se fue extendiendo por todo el pueblo.
Un día, el rey perdió su anillo de bodas. Después de tanto buscar y no hallarlo, decidió llamar a Escarabajo. Le dijo que si lo encontraba, lo recompensaría con grandes riquezas. El falso adivino estaba en problemas, ya que debía decir al rey dónde se encontraba su anillo a la mañana siguiente.
Al no poder dormir, salió a caminar durante la noche, y fue allí cuando escuchó al cocinero, al mayordomo y a su chofer decir:
-       Si Escarabajo se da cuenta de que nosotros lo robamos, y se lo dice al rey, mandará a que nos maten.
Al oír esto, el falso adivino bajó para hablar ellos y les dijo:
-       Yo sé que ustedes tienen el anillo. No le diré nada al rey si me lo dan. Lo escondo en un lugar secreto, y mañana le digo que lo encontré con mis poderes. ¿Aceptan?
Ellos aceptaron, entregaron el anillo e hicieron como lo acordaron.
Al llegar la mañana, el rey fue a ver a Escarabajo, se había cumplido la hora de decirle dónde estaba el anillo. El adivino le respondió que aún no estaba listo pero que a la noche le diría dónde se encontraba la preciada joya.
Durante todo el día, el hombre pensó en lo que estaba haciendo y se dio cuenta que no estaba bien lo que iba a hacer.
Al llegar la noche, Escarabajo le dijo al rey:
-       Señor, yo no soy adivino, todo era mentira. Perdóneme, aquí tiene su anillo. Le contaré la verdad.
Al terminar de contar todo, el rey se enfureció pero lo dejó ir y le dijo:
-       Si me entero que  lo vuelves a hacer, te buscaré y lo pagarás con tu vida.
Escarabajo se fue del castillo y aprendió una gran lección: No hay que mentir, si se dice la verdad, todo sale mejor.

Autora: Lumy

“La gente que no cree”
Había una vez, en un pequeño pueblo una niña y un perro llamado Juan.
Una tarde su dueña lo sacó a pasear y notó algo nuevo en él, no sabía si estaba más alto, o más gordito o …, no sabía qué era, pero notó algo distinto… como si hablara. Pero era imposible que esto sucediera…
-       ¡Ah!, de tanto pensar ya no razono- suspiró.
La niña supuso que era su imaginación escuchar a su perro hablar, que no era real.
A la mañana siguiente, cuando se levantó a preparar el desayuno, sintió como si alguien le hablara, pero ella no veía a nadie. Siguió escuchando el murmullo y decidió mirar debajo de la cama. Allí estaba Juan, su perro.
-       No creo que seas vos el que me habla… porque los perros no hablan…-dijo la niña.
-       ¡Claro que hablamos!- respondió el perro enojado.
Sorprendida, al principio, la niña no lo podía creer, pero más tarde, le pidió al perro que leyera unos párrafos del diario y éste así lo hizo.
Feliz por el descubrimiento, ambos salieron por la tarde hacia el pueblo más cercano a dar la gran noticia. Se paró en medio de la plaza y comenzó a gritar.
-       ¡Vengan a ver esto! ¡Mi perro habla!
Todo el pueblo salió a ver al animal hablador, pero Juan no dijo ni una palabra. La gente, decepcionada, se fue creyendo que era una mentira.
Al día siguiente sucedió lo mismo, la gente fue a ver al “perro que habla” pero no dijo nada.
Esto pasó varios días seguidos, finalmente, la gente dejó de ir a la plaza.
Un día se presentó una persona a ver al famoso “perro que habla”, y esta vez, Juan habló. Tal fue el susto de este joven que, de un salto se subió a un  árbol cercano.
Cuando se tranquilizó, comenzó a gritar y decir a todas las personas que lo que la niña decía era cierto, que él lo había oído.
Nuevamente se reunió la gente del pueblo y esta vez el perro habló delante de todos. La multitud asombrada, pidió perdón a la niña y al perro por no creerles.
A partir de ese momento las personas empezaron a creer que los perros sí pueden hablar.
En este cuento se aprende que hay que creer, por más que parezca mentira y que la verdad no se compara con la mentira y que la mentira, jamás se compara con la verdad.
Autora: La Pitufina

“La mentira de Miguel”
En el campo, cerca del pueblo llamado Yamana, vivía un campesino con su amada esposa. Criaban ovejas, caballos y chivos.
Una madrugada, escucharon ruidos y salieron a ver qué pasaba… Se llevaron  una gran sorpresa al  ver que faltaban animales de su establo.
Muy  temprano a la mañana fueron, Juan y Ana, los dueños de los animales, a visitar al viejo de la colina y confirmar si él se los había llevado.
El viejo de la colina era misterioso, sólo se lo veía en las noches  lluviosas y tormentosas. Era un hombre de pocas palabras y su fama de cazador lo condenaba. Pero él les dijo que no lo culparan, que mejor miraran sus espaldas…
La noche siguiente volvieron a faltar animales, Juan enfurecido, volvió a la colina. En el camino encontró a su hermano Miguel y le contó lo que pasó. Miguel, aprovechando la ocasión de culpar al viejo de la colina, lo acompañó.
Al llegar a la casa del viejo, notaron que él no estaba. Caminaron por los alrededores y vieron las pieles colgadas, pero de otros animales, no los de Juan.
Pasaron varios días. Una tarde, Juan descubrió huellas de animales que salían del establo,  decidió seguirlas y,  para su sorpresa, lo condujeron a la casa de  Miguel.
Escondido afuera de la casa, esperó a que su hermano durmiera la siesta  en el sofá del living, se dirigió al granero y descubrió  que Miguel, escondía sus animales allí. Enfurecido, entró a la casa y golpeó a Miguel despertándolo. Le reclamó por qué no le había dicho que él le había  robado  los animales y no el viejo de la colina. Éste, mintiéndole le confesó que lo había hecho porque  su esposa estaba enferma y porque precisaba el dinero comprar la medicina. Juan lo entendió y volvió a su casa. Pero pensó toda la noche lo que le había hecho su hermano.
Volvió a los tres días a visitar a la esposa de Miguel, le preguntó cómo estaba su salud, si se había recuperado de su enfermedad. Ella le respondió que nunca estuvo enferma y que, al contrario, se sentía mejor que nunca.
Entonces Juan, fue al pueblo buscando a Miguel y lo encontró vendiendo los cueros de sus animales. Juan enloquecido le exigió  que le diera  una explicación.  Miguel con mucha vergüenza, le confesó  que los vendió por una deuda de juegos.
Juan le hizo prometer que nunca más le mentiría, porque de lo contrario le declararía toda la verdad a su esposa. Miguel juró no mentir jamás y le pidió perdón a su hermano. Juan lo perdonó.
Lección: La mentira nunca favorece a nadie y no hay que juzgar por las apariencias.
Autores: Los Pichi huincas

“La verdad y la mentira”
Cierto día la verdad y la mentira se encontraron:
-       Hola, ¿todo bien?- dijo la Verdad.
-       Bien, ¿Cómo andan las cosas? – respondió la Mentira- ¡Yo soy un rico empresario!
-       En cambio a mí, las cosas no me van tan bien, por ahora no tengo trabajo…- explicó la Verdad.
-       Sí, me di cuenta, lo noté por tu ropa, debés tener hambre- refirió la Mentira.
La Mentira lleva a la Verdad al mejor restaurante de Italia, pide la mejor carne, el mejor vino y el mejor postre.
Luego, la Mentira grita al gerente acusando al camarero de no haberle  dado el vuelto. El gerente amenaza al camarero con despedirlo, pero éste respondió que nunca le había pagado, y al final terminan comiendo gratis.
-       Verdad, ¿ves cómo funcionan las cosas?- dijo la Mentira.
-       Prefiero morirme de hambre antes de vivir como vos- contestó la Verdad.
Autores: Los Súper Genios

Las campesinas
Hace mucho tiempo, unas niñas llamadas Florencia y Lucía vivían en un bosque con sus padres Silvia y Luciano, también con su perro Pipo.
Su choza era muy noble, el techo de paja, las paredes de barro y piedras. A su alrededor había grandes árboles, flores silvestres y frutos deliciosos.
Una mañana, las niñas salieron al bosque a jugar con su perro Pipo, mientras sus padres trabajaban en  los cultivos de un campo cercano. Casi siempre jugaban a la escondida, en cambio al perro le gustaba morder algunos frutos.
Cuando sus padres terminaban los trabajos en el campo, regresaban y se ocupaban de sus adoradas hijitas. El padre preparaba la comida, mientras que la madre se ocupaba del aseo de las niñas. Luego, se reunían para cenar y para contar historias divertidas. Así, esta familia humilde, pasaba sus días.
Luego de cinco años, los padres debieron viajar a la ciudad por negocios, prepararon sus maletas y se fueron.
Las niñas seguían haciendo las tareas de la casa y las tareas del campo como siempre. Nunca se enteraron que sus papás habían sufrido un trágico accidente y murieron. Todos los del pueblo lo sabían, pero nadie se atrevió a contárselo. Ellas pensaban que sus padres las habían abandonado.
Intentaban hacer las cosas lo mejor que podían, pero era muy difícil.  Con mucho esfuerzo empezaron a salir adelante, limpiaban su casa, recogían frutos, leñas, etc.
Todos los días rogaban encontrar a sus padres, pero ellos nunca regresaron…
Una tarde, las dos hermanas realizaron su recorrido habitual junto con su perrito Pipo, se encontraron con una familia que estaba jugando en el bosque, ellos eran Roberto y Susana, los papás, y Ezequiel, Ignacio y Sol, sus hijos. Los niños las invitaron a jugar, ellas aceptaron. Cuando comenzó a oscurecer, la familia les preguntó si deseaban acompañarlos a su casa para tomar la leche, ellas aceptaron contentas, porque hacía varios días que no comían bien.
Cuando llegaron a la casa de Roberto y Susana, las niñas no podían creer lo hermosa y grande que era. Tenía más de diez habitaciones, cinco baños, dos cocinas y un parque gigante con juegos. Estaban realmente emocionadas por todo lo que habían visto.
Al llegar la noche, el matrimonio les preguntó si querían volver a su casa, ya que sus padres estarían preocupados. Florencia y Lucía les contaron que hacía mucho tiempo que no los veían  y que pensaban que las habían abandonado. Entonces les pidieron que se quedaran a dormir y que ellos averiguarían qué sucedió con sus papás.
Al día siguiente, después de desayunar, las niñas decidieron regresar a su hogar. Susana las acompañó, en el camino les contó que sus padres no las habían abandonado, sino que ya no los verían más, porque sufrieron un accidente y murieron. Las niñas lloraron mucho  y les dolió saber  que todas las personas del pueblo sabían lo de sus padres y no les habían dicho nada, les mintieron por años. Se preguntaban qué iba a pasar ahora.
Susana, les propuso que fueran a vivir con ellos, y las hermanas respondieron que sí. A su antigua casita la usarían para jugar, ya que no quedaba lejos de su nuevo hogar.
Al poco tiempo comenzaron a estudiar, al igual que los hijos del matrimonio.
Pasaron los años y los cinco se recibieron: dos fueron abogados, y los otros tres, doctores.
Cada uno formó su familia, tuvieron hijos y se mudaron lejos de ahí. En cambio las niñas, regresaron a su antigua casita, la arreglaron y se mudaron allí con sus esposos. También le hicieron una cucha para Pipo que aún seguía vivo.
Cuenta la historia que muchos años después, las dos tuvieron hijos,  y las educaron tal cual su madrastra Susana les había enseñado: a decir siempre la verdad.
Y Colorín Colorado Esta Historia Tuvo Final Feliz y Ha Terminado.
Autoras: Barmar

“Los retos de la bruja”
Había una vez, una familia que vivía en una hermosa casa. Allí habitaban además del matrimonio, sus hijos, Bruno y Marco. También estaba Charango, el perro de Marco.
Como todos los días, la mamá preparaba el desayuno. Marco, en esta oportunidad pidió permiso para llevar a pasear a Charango. La madre dijo que sí. Salieron los tres contentos.
Cerca de la casa había una especie de selva al que les gustaba ir tanto a los chicos como al perrito.
Marco se distrajo un ratito y no se dio cuenta que Charango ya no estaba con ellos. Empezaron a buscarlo y lo vieron irse por un camino hacia el interior de la selva. Lo siguieron y se dieron cuenta que entró en una casa que estaba en medio de la selva y que tenía la puerta abierta.
Los chicos decidieron entrar a buscarlo, vieron en la pared un gran y brillante diamante. Marco lo tocó y el piso se abrió. Los tres cayeron en una especie de laberinto. Pero en ese momento Charango desapareció. Empezaron a caminar, lo hicieron durante horas, y encontraron una puerta, pero no la podían abrir. Cansados de tanto andar, Bruno se apoyó contra la pared del laberinto y con su codo tocó un lugar que hizo que se abriera la puerta. Al cruzarla descubrieron un río de agua dulce y una planta de manzanas. Cortaron y comieron. Después de hacerlo, siguieron caminando buscando a su perro y la salida, pero una segunda puerta los condujo hacia una especie de mar con anguilas eléctricas y tiburones. A lo lejos, del otro lado, se veía una tercera puerta, debían cruzar nadando.
Los niños se tiraron al agua, las anguilas empezaron a perseguirlos. Marco golpeó con su zapatilla la cola de una, y la lastimó. Los tiburones al oler sangre, se lanzaron para atacarlos, pero en ese momento pudieron salir del agua.
Abrieron la tercera puerta y encontraron miles de perros idénticos a Charango. De pronto se escuchó una voz que decía –“Encuentren al verdadero”- Era una bruja que quiso hechizar a Marco y a Bruno con su varita mágica. En ese momento el verdadero Charango le mordió la mano, defendiéndolos.
Los chicos aprovecharon la oportunidad y salieron corriendo, Charango los siguió. La bruja, enojada, tomó su escoba mágica y fue volando  a toda velocidad detrás de ellos. En un momento, no pudo frenar la escoba y se chocó contra la pared. Se le rompió la escoba y de esa manera pudieron escapar. Corrieron por un túnel y salieron a la selva.
Asustados y cansados llegaron a la casa, quisieron contarle la aventura que tuvieron a su mamá, pero ella no les creyó y dijo que era sólo su imaginación.
Finalmente, los chicos decidieron que sólo sería un recuerdo entre Marco, Bruno y Charango, porque sabían que no les iban a creer.
¿Y ustedes qué piensan? ¿Habrán vivido esta aventura?
Autores: Brumar

Ilustración: Patricia Castelado. 

2 comentarios:

  • Áthyllas. Psicopedagogo apaixonado pelas Altas Habilidades. E-mail: athyllas.lopes@hotmail.com. dijo...

    Felicidades cuarto grado! Maravilloso ver a los niños con una rica oportunidad de aprendizaje a través de los textos. Los textos tienen beneficios cognitivos, terapéuticos, permiten la criticidad, la expresión y el desarrollo del lenguaje, la creatividad.
    Dios bendiga a todos ustedes en la escuela!

    Antonio Áthyllas - Brasil

    Laura Toro. dijo...

    Gracias por tus lindas palabras Antonio. Podés agregarte como seguidor si lo deseas.
    Saludos desde Argentina.

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    Hola! Gracias por comunicarte y participar con tu comentario. Lo leeré y estaré colgándolo en el blog a la brevedad. Laura Toro.